Redención del censo de la Vega

corporación municipal y autoridades provinciales (1955)


 

La Vega de Alcozar es de propiedad comunal. Hasta 1955 pesaba sobre estas tierras un censo y los vecinos del pueblo tenían que pagar un canon a sus propietarios para poder cultivarlas. Consistía el canon en cien fanegas de trigo, otras tantas de cebada y cuarenta y cuatro gallinas que pagaba anualmente el Concejo de la Villa de Alcozar.

Después de toda una serie de litigios encadenados, se dirimió dicho censo el día 3 de mayo de 1955, siendo alcalde Nicolás García de Blas; secretario del ayuntamiento, Antonino Andrés Ransanz; y presidente de La Hermandad, Víctor del Amo García.

Dicho día 3 de mayo de 1955 

"José Peña Llorente, por sí y en nombre y representación de sus cuatro hermanos: D. Francisco, D. Manuel, D. Luis y Dña. María Concepción, quienes le facultan especialmente para que redima en su totalidad este censo enfitéutico en su dominio directo, confesó haber recibido con anterioridad al otorgamiento de la escritura trescientas mil pesetas de D. Nicolás García de Blas, alcalde, en representación del Ayuntamiento y del Común de Vecinos, facultado para ello por sesión extraordinaria celebrada el 1º de mayo del presente año, según certificación expedida por D. Antonino Andrés Ransanz, secretario, y declaró redimido el expresado censo, pasando el dominio directo al Concejo o Ayuntamiento y Común de Vecinos del pueblo de Alcozar, a los que pertenece el dominio útil y, por tanto, consolidándose en ellos el pleno dominio de la finca gravada con dicho dominio directo. En su virtud, y como quiera que las trescientas mil pesetas recibidas por D. José Peña Llorente de D. Nicolás García de Blas correspondían al capital del censo incluyendo las pensiones devengadas del capital y no satisfechas, por lo que sus titulares quedan reintegrados del capital y pensiones, queda redimido el dominio directo de este censo enfitéutico e inscrita su redención a favor del Concejo o Ayuntamiento y Común de Vecinos del Pueblo de Alcozar"

Se pagaron 300.000 pesetas por una superficie de 269 has. de regadío y unas 100 de secano. La Vega no se puede vender ni adjudicar a nadie. La Junta del Común de Vecinos sigue administrando estas tierras en la forma y costumbre que siempre fue tradicional. Tienen derecho a parte de vega o quiñón todos los varones casados o solteros, nacidos en Alcozar y residentes en la aldea, tras cumplir los 23 años. Las mujeres, por el contrario, tienen que ser casadas con algún varón mayor de 23 años -sea o no éste natural de Alcozar- y fijar su residencia en el pueblo para gozar de este derecho. Las mujeres solteras quedan excluidas de dicho reparto de quiñones. Al morir, los casados dejan el quiñón a su viuda, mientras que la parte de los solteros vuelve al Común de Vecinos para ser incluida en el próximo reparto de tierras. Los hijos del pueblo mantienen el quiñón hasta un año después de haberse ausentado de Alcozar y, en el caso de que volvieran, adquirirían otra vez el derecho tras dos años de residencia. Estas normas, establecidas de forma consuetudinaria, se han visto modificadas durante los últimos tiempos.

Cuando se dirimió el censo en 1955, la Vega se hallaba repartida en 180 lotes. Por motivo de fallecimiento o emigración estos lotes habían descendido a 58 en 1978, y en 1994 existen 52 quiñones, que sólo 14 hombre los cultivan directamente, el resto -que corresponden a viudas o varones mayores- están arrendados.

El saneamiento de la Vega se llevó a cabo en el año 1968. Estuvo subvencionado en un 60% de su coste real, pagando el pueblo 1.250.000 Ptas.

En esa fecha, se personaron en Alcozar, para presenciar la firma de las escrituras de propiedad y al mismo tiempo para inaugurar la carretera local que une la N.122 con el pueblo, las autoridades provinciales que a continuación se nombran: el gobernador civil, Luis López Pando, y su secretario; Constantino Cisneros, abogado defensor en la redención del censo y secretario de la Diputación Provincial; Ventura Padilla Milagros, delegado de Sindicatos; y Alfredo Rodríguez Sáez, presidente de la Cámara Agraria. Asistieron también como invitados todas las autoridades y funcionarios de los pueblos limítrofes, y se celebró una gran fiesta que todavía hoy se recuerda.

 

© Antonino Aparicio Pastor (1994)

Trabajo presentado en 1995 con motivo de la conmemoración del Milenio de Piedra Sillada.

 


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