| EL POBRERO por Isidoro y José Pedro Pastor Pastor(1994)
pajar
A partir de terminar la Guerra Civil andaba tan mal la comida que muchos españoles tuvieron que tirarse por los pueblos a pedir limosna para poder sobrevivir. Esto duró bastantes años, quizá hasta después del año 1950. Empezaré diciendo que como no había posada en el pueblo la gente ambulante que les obligaba hacer noche y descansar para seguir su camino, tenían que refugiarse en casa del vecino que aquella noche le tocaba de adra. Antiguamente pusieron una adra en el pueblo que consistía en recoger una noche cada vecino a uno de estos ambulantes. Entre los ambulantes, que iban de paso, se encontraban los tratantes de ganado mular, cochineros o marraneros, que así se llamaban los que vendían cerdos. Éstos, como disponían de dinero, tenían casas señaladas que les servían de posada y no entraban en la lista de adra con los demás, solamente entraba la gente más baja o pobre, que iba a pedir y les obligaba hacer noche para descansar. En vista de esto, los vecinos no estaban muy conformes y acordaron en poner un pobrero o posada de los pobres. El primero que recuerde fue Lázaro Pastor, después Esteban Pastor y continuó Cirilo Morales, después de este último no sé lo que pasó, si dejaron de venir o se hizo cargo Auxilio Social. Pues el pobrero o posada de los pobres consistía en recoger a estos señores durante la noche, darles cobijo y lumbre para que se hiciesen la cena, permitirles pasar la noche y que pudieran descansar. Su cama era el pajar, al que se iban terminada la cena. Como su nombre indica, los pobres se dedicaban a pedir limosna de puerta en puerta por todo el pueblo, que por lo general se les daba un trozo de pan o una patata; algunos vecinos les daban un céntimo o una perra de cinco cts. según la época. Pero ésos eran los menos, y muchos les decían también “Dios te ampare, hermano”, pero no les daban nada. Lo que sacaban de limosna lo solían vender dentro del mismo pueblo, unas veces a pastores, otras al aceitero, Sr. Teótimo, o alguna otra persona que no sembraba patatas, y así no iban cargados de un pueblo a otro. A cuenta de darles cobijo y lumbre, el pueblo acordó pagar un celemín de trigo por vecino o parte de vega, por lo que los pobreros venían recogiendo o ganando de ocho a diez fanegas de trigo. Eso, pagando la mayoría, porque algunos de ellos no pagaban y si lo hacían, de mala gana, con el pretexto de que venían muchos pobres o que los hijos no tenían casa abierta, es decir que vivían con sus padres.
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