litandresana

"Safari en Navidad"

Andrés y Ana Puentedura Tomás (2004)

la familia de safari (2004)

Nosotros vivimos en San Esteban de Gormaz, porque en Alcozar no hay colegio. Pero nuestro padre es agricultor y viene todos los días a trabajar al pueblo. Nuestros abuelos también viven aquí y nosotros pasamos los fines de semana con ellos porque nos traen nuestros padres.

Hoy es Navidad y estamos en Alcozar. Hace mucho frío y dice la abuela Asun que a ver si nos vamos de paseo, porque armamos tanto ruido en la cocina que hasta tiene dolor de cabeza.

Nuestra madre y nuestra tía Marivalle se han puesto a fregar los platos y nosotros, bien abrigaditos y con pasamontañas queríamos ir a la Fuente Grande.

Pero cuando íbamos por el camino se ha puesto a granizar y nos hemos encontrado con la Divi, así que nuestro padre se ha vuelto para que viniera también nuestra madre y para coger el Patrol de nuestro abuelo Mariano para irnos de safari.

Nuestro padre nos lleva de safari muchos fines de semana. Nosotros creemos que sueña con jabalíes, con corzos y con toda clase de los animales que hay por la vega y por el monte.

Acaba de arrancar el Patrol y ya dice que ha visto un corzo debajo de unas matas. Vamos por caminos que están muy malos y el coche no deja de dar tumbos para un lado y para el otro. Pero nosotros estamos contentos porque por fin veremos un corzo de cerca y hasta le haremos unas fotos.

Aunque, tampoco nos fiamos mucho, porque la mayoría de las veces sólo son imaginaciones de nuestro padre y ni corzo, ni jabalí, ni cabra montés, ni nada. Vaya, que nos quedamos con las ganas, porque, como de costumbre, detrás de la mata no había más que la sombra de otra mata.

Luego nos hemos ido a Piedra Sillada. Hay que dejar el coche en un camino y atravesar unas tierras que hoy estaban mojadas, porque ha nevado esta mañana, y casi podíamos andar. Nos hundíamos y hemos vuelto con unos zapatones de barro que pesaban mucho. Después nos los hemos limpiado un poco para no ensuciar el coche y nuestro padre ha decidido que fuéramos al monte.

Nada más entrar en el primer camino ya ha dicho que se veía una manada de jabaíes a lo lejos. Los demás no veíamos nada, pero él estaba empeñado en que sí. Así que con el Patrol a toda pastilla nos hemos recorrido todo el monte, casi hemos llegado a la mojonera de Zayas, pero nada de nada.

Ya se estaba haciendo de noche, así que no nos ha quedado otro remedio que volver a casa, sin ver animales y sin hacer fotos. Sólo son los sueños de nuestro padre.