¡Oh,
glorioso San Isidro!,
patrón
de los labradores,
recibe
nuestras ofrendas
y
en ellas nuestros amores.
Santo,
recibe estas flores
que
llevan en sus corolas
hacia
ti nuestros amores
envueltos
en sus aromas.
Santo,
recibe estas velas
que
significan tus llamas.
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La
fe que os guarde
luzca
siempre en estas almas.
Y
recibe estos obsequios,
de
tu caridad semblanza,
que
"usastes" con los pobres
en
la vida pura y santa.
Todos
y por todos te pedimos,
confiando
en tus favores:
protege
siempre los campos
y
a todos los labradores.
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