SAN JUAN (II)
por Reyes Romero Heras (1994)
poniendo enramadas (2005)
La noche del 23 al 24 de junio dormían todas las chicas de la cuadrilla en la misma casa. Mejor dicho, no se dormía, pero se pasaba el rato sentadas todas en unas sillas y contando cuentos o historias hasta más o menos una hora antes del amanecer.
Entretanto, los chicos y los mozos iban a cortar las enramadas, que eran unas ramas de olmo en las que ponían saúco o alguna rosa de los huertos y alguna guinda. Y, depende de cómo les diera, lo mismo te ponían un cardo tobazo.
Las enramadas las colocaban en todas las casas en las que había alguna chica o alguna moza, y las ponían en el tejado o en alguna herradura que hubiera en la puerta para atar las caballerías.
Luego se salía toda la pandilla a ver salir el sol y se iba cantando por el camino. Se solía ir al alto de Cerrolacabaña.
En el sol salía una rueda, que se llamaba rueda de Santa Catalina, y las mozas pedían que les saliese pronto novio.
Se cantaban muchos cantares: "Mañanita de San Juan, qué bien te jaleabas..." Y otro que decía: "A coger el trébole, el trébole, el trébole". Y luego otro que decía:
"San Juan, San Juan y la Magdalena
fueron, fueron a coger bellotas
y en medio del bellotar
San Juan perdió las alforjas".
Algunas veces, en lugar de decir alforjas, decíamos pelotas, según nos diera.
Luego las chicas hacíamos el chocolate y nos lo tomábamos con alguna galleta o con un trozo de pan.
Después se iba cantando por las tierras donde estaban los mozos trabajando y les quitábamos el almuerzo o las herramientas para que no pudieran trabajar. Y más de una vez nos hacían correr los mozos por las tierras cuando les quitábamos el talego del almuerzo.
Luego, la que tenía saya roja o amarilla se la ponía para ir a misa. Y, la que lo tenía, también se ponía un pañuelo.
En la misa las chicas y las mozas solían ir a ofrecer.
El resto del día se solía pasar como todos los domingos y fiestas de guardar.