PRESENTACIÓN

VOCABULARIO

EXPRESIONES

REFRANES

ARABISMOS

HISPANOAMERICANOS

OTRAS LENGUAS

QUIJOTES SORIANOS

PLUMAS SORIANAS

PINCELES SORIANOS

QUIJOTE JUVENIL

QUIJOTE INFANTIL

QUIJOTE EN SORIA

PUEBLOS SORIANOS

COLABORADORES

PRENSA

AUDIO

PÁGINA PRINCIPAL

PORTAL ALCOZAR

Don Quijote y Chumy Chúmez

por Eduardo Esteban Muñecas (2005)

 

Viñeta de Chumy Chúmez (Diario Madrid)

 

En este 2005 en el que se está revisando todo lo que rodea a Don Quijote parece inevitable que también citemos a su fiel escudero Sancho Panza, ya que sin él la figura de su amo no existiría; no al menos en la forma que hoy la conocemos universalmente.

Generalmente, cuando hablamos de Don Quijote nos referimos a esa pareja inseparable, de caracteres y personalidades contrapuestas, que ambos componen. Sancho es la pieza imprescindible y complementaria para que pueda entenderse el comportamiento de Alonso Quijano y adquiera la verdadera dimensión (condición) de Don Quijote de La Mancha.

No obstante, la personalidad quijotesca, por contraposición a la mundana de Sancho, está bien definida en nuestras mentes y tildamos a alguien de “quijote” cuando nos topamos con una persona idealista y soñadora, extravagante, defensora de las causas justas, baluarte del absurdo, emprendedora de las más variopintas aventuras, amante de los libros, abanderado de lo insólito…

Viñeta de Chumy Chúmez (Diario  Madrid)

 

En Chumy Chúmez (1927-2003) se daban buena parte de estas premisas y otras más que nos obligan a calificarle como un auténtico quijote del siglo XX. Pero en su periplo mundano, debido a su particular idiosincrasia, no se dejó acompañar por sancho alguno que le llamara a la cordura. Si hubiera que llevar a los máximos exponentes comparativos esa personalidad quijotesca  podríamos decir que, en vez de cabalgar con la inseparable sombra de un fiel escudero, tan sólo se hacía acompañar –antagónicamente-  por la luz del Sol con el que firmaba toda su trayectoria artística. Y claro está, sin un Sancho Panza real, su condición de Quijote se acentuaba hasta el punto de determinar su personalidad más popular.

Hemos buscado en las publicaciones de Chumy dibujos referidos al mundo cervantino, topándonos con cuatro –no descartamos que existan otros- de los cuales dos se publicaron por primera vez a finales de los años 60 en el diario “Madrid”. Periódico (cerrado en 1971 por decisión gubernativa) para el que hizo más de 1000 viñetas y del que, por aquel entonces, era subdirector Miguel Ángel Gozalo. De la mano de éste y de su mujer, la sanestebeña María Isabel Hernando, Chumy Chúmez recaló en San Esteban de Gormaz, quedando prendado de esta población soriana hasta el punto de fijar en ella su segunda residencia.

Viñeta de Chumy Chúmez (Siemens)

 

Parece osado diseccionar o interpretar estas viñetas chumyquijotescas pero aún así podemos decir, sin temor a confusión, varias obviedades: en uno de estos dibujos, Chumy va más allá del prototipo de la inseparable pareja de Quijote y Sancho convirtiéndola en trío, con la incorporación en la escena del propio Cervantes. En el otro, nos hace reflexionar sobre un tema universal: las puertas al campo (en un plano más personal, diremos que este dibujo nos acerca a una cuestión de vigente actualidad, obligando a preguntarnos: ¿Cuál sería el discurso vital que Cervantes hubiera puesto en boca de Don Quijote, si en vez de su libre peregrinar hubiera tenido que cabalgar por unas tierras, que bien podrían ser las sorianas, llenas de restricciones?).

Viñeta de Chumy Chúmez (Siemens)

 

Los otros dos dibujos cervantinos encontrados se publicaron en un librito de recopilaciones llamado Humorware, patrocinado por Siemens en 1994, en el que se recogen algunos de los chistes que ya habían aparecido periódicamente en PCWEEK. En ellos, ante el aparente mundo del absurdo, se esconde el intelectual capaz de poner a Cervantes en permanente actualidad sin necesidad de estridencias ni tener que esperar a los fastos conmemorativos para rendir su sencillo tributo cotidiano.

En definitiva, Chumy Chúmez, un personaje imprescindible en la historia del humor gráfico que se ganó a pulso un meritorio lugar en el altar de los “Quijotes Sorianos”. 

Eduardo Esteban Muñecas, en el año en que todos nos acordamos del Quijote.