HACER CERA (I)
por Victoriana y Paca Romero Morales (2001)
las autoras (2001)
La cera se hacía con una exprimidera de sacar cera. Bueno, no en todas las casas había exprimidera, pero quien la tenía sí que lo hacía con ella.
La exprimidera era un aparato largo de madera, de una sola pieza. Se solía hacer del tronco de un enebro y por eso era más ancha en la parte de abajo que en la de arriba. Luego llevaba unos agujeros en la parte de abajo, que era por donde caía la cera.
Para hacer la cera se cogía el panal y se ponía a cocer en un caldero con agua. Cuanto más se cociera era mejor, porque así salía más amarilla.
Una vez estaba la cera bien cocida, se echaba en un talego y se ataba bien el talego para que no se saldría. Luego se metía el talego en el hueco que hacía la exprimidera y se cerraba la tapa de la exprimidera para que apretase la cera y saliera por los agujeros a una gamella que se colocaba debajo con agua. Como la cera estaba derretida y caliente, al caer al agua cuajaba y así se podía coger después con la mano.
Una vez que el talego estaba bien exprimido, quedaba dentro la cera oscura, que se llamaba cerón y que se tiraba o se la llevaba uno de Huerta de Rey que iba por los pueblos a comprarla, aunque no sabemos para qué la utilizaba y la verdad es que no pagaba casi nada.
exprimidera (Museo Textil de Alcozar)
Luego se ponía un poco de agua en una cazuela o cualquier cacharro que tuviera el culo redondo y se iba echando la cera derretida poco a poco. De esa manera quedaba nadando en la cazuela la torta de cera. Se ponía una cuerda o un trozo de algodón de lo de coser las morcillas, o un cacho de hilo de bramante en un lado de la cazuela y de esa forma, cuando la cera se enfriaba, se podía tirar de la cuerda y salía la torta redonda. Luego se ataban las tortas por la cuerda para que quedasen en alto hasta que las íbamos a hilar.
La cera la hilábamos con las manos. Una mujer iba hilando y otra iba tirando y enrollando la cera ya hilada en las tablas que llevábamos a la iglesia, porque por aquellos entonces se usaban pocas velas. Lo que no íbamos a utilizar hasta más tarde, lo dejábamos colgado en tortas. Cuando se nos acababa la cera que habíamos hilado, cogíamos otro cacho de la torta, le poníamos al sol para que se ablandaría un poco, y después hilábamos lo que necesitábamos.