LA CALVA
por Mariano Puentedura Morales (2001)
La calva fue un juego muy popular en Alcozar. Se jugaba prácticamente todos los domingos y fiestas de guardar. A la calva sólo jugaban los hombres y los mozos; no era un juego para mujeres.
Para jugar a la calva se necesitaban seis jugadores y un pingador. El pingador hacía la misma función que hacen ahora los árbitros, es decir, que estaba siempre pendiente de la calva, porque, dependiendo de en qué parte de la calva pegase la mojona, se podía contar tanto o no.
La calva era de madera de encina o de sauce, que son maderas duras, para que pudiera aguantar los porrazos que recibía, y tenía forma de una ele como ésta L. Cada lado de la ele medía unos cincuenta centímetros y el “siento” tenía que ser bien llano para que se sujetase en el suelo sin ladearse para los lados. Las mojonas eran de piedra, a modo de cilindros, de unos veinte centímetros de largo por dieciocho o veinte de diámetro. Es curioso que, para hacer las mojonas, se picaba la piedra con tornillos de los que sujetaban las traviesas de las vías del tren y, no buscases otro sistema de hacerlo, porque no lo había. Más tarde llegó un tubo metálico que se cortaba a la medida de las mojonas, y que se llamaba cubillo. Recuerdo que este cubillo lo guardaba siempre Valentín, que en paz descanse, el hermano del Eloy. Se jugaba en una era que pega al corral del Clemente, que está por encima de la casa de mi suegra.
El juego consistía en dar a la calva con la mojona desde una distancia de unos doce metros como mínimo. Para poder contar tanto siempre tenía que pegar la mojona en la madera de la calva, pero, a veces, aunque parecía que había chocado, el pingador decía que no y se entablaban bastantes discusiones, aunque de ahí no pasaba y no llegaba nunca la sangre al río. Según se iba tirando, y aunque las mojonas quedasen juntas, cada cual conocía cuál era la suya.
La partida se establecía en 18 tantos. Hace unos cincuenta años que se dejó de jugar a la calva en Alcozar.
jugando a la calva (septiembre 2016)