| CANTARES DE PASCUA (I) por Clara, Milagros y Alicia Morales del Hoyo (1994)
foto cedida por Mariano Puentedura Morales
Estas estrofas se cantaban el día de la Pascua, al entrar en la iglesia, cuando se salía en procesión y durante la misa. En la procesión, las mujeres iban por un lado y los hombres por otro, para juntarse todos en las eras y proceder a quitar el manto de luto a la Virgen del Rosario. Las primeras estrofas las cantaban las chicas del Santísimo, que eran cuatro escolares que salían a pedir limosna por las casas durante los domingos y fiestas de guardar de la Cuaresma y el día de Jueves Santo. El importe que recogían se destinaba a la compra de velas para la Semana Santa. Las estrofas restantes las cantaba todos los feligreses que acudían a la procesión y a la misa del Domingo de Pascua.
procesión día de La Pascua (2005)
Entrad, compañeras mías, entrad, si queréis entrar, que aquí está la capitana que venimos a buscar. Tomemos agua bendita y pasemos adelante; hagamos la reverencia a esa imagen tan brillante. Levantaos compañeras, por medio de tanta gente, a ver si ha resucitado aquel cordero inocente. Coged, doncellas, la Virgen, coged, mozos, el Señor, a ver si ha resucitado aquel cordero de Dios. Coged, doncellas, la Virgen y el señor cura el cordero, coged, doncellas, la Virgen para adorno de este pueblo. Adiós, niño pequeñito, estrella, bello lucero, coronadito de flores en las eras te veremos. Abre las puertas, portero, ábrelas con alegría, que por ellas sale y entra nuestra princesa, María. Por ahí 'bajo van los hombres con el lucero del día, y por aquí las mujeres con la princesa María. Con Dios, el primer altar, y también los cuatro altares, y la Virgen del Rosario que del Paraíso sale. Levanta el vuelo, paloma, de este palomar florido; levanta el vuelo, paloma, en busca de tu hijo querido. De la fuente sale el agua, de la huerta la verdura; de la Virgen del Rosario sale toda la hermosura. De la fuente sale el agua, de los álamos el viento; de la Virgen del Rosario memoria y entendimiento. Virgen Santa del Rosario, cuando vas en procesión, todos los campos se alegran al ver tan hermosa flor. Cansada y rendida vengo de subir la cuesta arriba, pero vengo enamorada con la princesa María. Ya asoma la cruz de plata y el colorado pendón; ya asoma la cruz de plata y detrás nuestro Señor. Mírale por donde viene aquel divino Señor, nos alumbra con su rayo, Pascua de Resurrección. Buenos días tengan todos: al señor cura el primero, la segunda a la justicia, y después a todo el pueblo. En la cruz se han juntado la Virgen y el Redentor; en la cruz se han juntado, Pascua de Resurrección. Quitad el manto de luto, que es un manto muy lutado; quitad el manto a la Virgen que su hijo ha resucitado. Dad gracias a esa señora, bien se las podemos dar, porque ha quitado el luto a la Reina Celestial. Dad gracias a esa señora, las damos y las daremos, porque ha quitado el luto a la Virgen de los cielos. Dad gracias a esa Señora, bien se las podemos dar, porque se ha muerto su hijo y ha vuelto a resucitar. Estrella del alto cielo, lucero de mar a mar, aquí tienes a tu hijo, no lo vayas a buscar. "Regina celi letare" el señor cura ha cantado; aleluyas a María, que su hijo ha resucitado. Ya repican las campanas, ya vuelve la procesión; ya ha resucitado Cristo, Pascua de Resurrección. Aleluyas a María, bien se las podemos dar, porque se ha muerto su hijo y ha vuelto a resucitar. Estas son las llanas eras, coronaditas de flores, donde cogen las espigas los hermosos labradores. Corona de oro macizo, con brillantes a la orilla, se merece esta Señora, y su manto de plata fina. Tienes manto de divina, corona de fina y grana, nuestra devoción se inclina a ti, reina soberana. Eres imagen del cielo con el cetro y la corona, sólo te faltan las alas para ser blanca paloma. Eres la flor más bonita, escogida en primavera; el capullo más hermoso que se cría en esta tierra. De los cielos ha venido un pintor a retratarte, que no hay pintor en la tierra que tu hermosura retrate. Vecinos y moradores, que vivís en este barrio, tened cuenta de esta rosa, de este clavel encarnado. Qué es aquello que reluce debajo del campanario, ni es estrella ni es lucero, que es la Virgen del Rosario. Qué es aquello que reluce debajo del campanillo, ni es estrella ni es lucero, que es la Virgen con el Niño. Estas puertas son de pino; merecen ser de cristal, que por ellas sale y entra nuestra Reina Celestial. En el medio de la iglesia ha florecido un rosal, las hojas se van al coro, las rosas van al altar. María, vienes cansada de andar tan largo camino; toma aposento y descansa, Madre del Verbo Divino. Ya hemos dejado la Virgen donde la hemos cogido, solamente la dejamos con diferente vestido. La hemos cogido de luto, la dejamos de alegría; en las eras han quitado el luto que ella tenía. Salga, salga el sacerdote de su linda sacristía a decir misa solemne, que así lo requiere el día. Ya ha llegado el ofertorio, señores de ayuntamiento, suban, suban a ofrecer en nombre de todo el pueblo. Subid, compañeras mías, a ofrecer también vosotras, que con eso honráis a Dios, señor de todas las cosas. Cuando levantas la hostia, todo el mundo, arrodillado, en oración fervorosa que abreva todo cristiano. Ya se ha acabado la misa, y a los cielos ha subido; los ángeles le han cantado, María le ha recibido. Ya se ha acabado la misa y también el evangelio; recibidla el señor cura, recibidla todo el pueblo. Adiós Virgen, madre nuestra, bella Virgen del Rosario; nuestro corazón tu amor guarde como un relicario. No se encontrará un pintor que se atreva a retratar una cara tan bonita que en estas andas está. Adiós, Virgen del Rosario, adiós, pimpollo florido, adiós, Virgen del Rosario; aunque me voy, no te olvido.
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