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CANTARES DE BODA (ALBADAS)

 

 

cantando albadas (foto 1995)

 

Acabada la comida de la boda, y cuando los invitados estaban haciendo la sobremesa, llegaban las amigas de la novia y entonaban la albada que sigue.

 

por Josefa Puentedura García y Teófila García de Blas (1978)

 

Buenas tardes, señor cura,

y a todos los que hay presentes;

cantaremos a los novios

si ustedes nos lo consienten.

A esta casa hemos llegado

con intención de cantar,

si no quieren que cantemos,

nos volveremos atrás.

Licencia pido a los novios

y también a la madrina,

y a los padres de los dos,

para cantar a esta niña.

Buenas tardes a la una,

buenas tardes a las dos,

buenas las tengan ustedes,

mis compañeras y yo.

Hemos tenido noticias

de que os habéis casado;

mis compañeras y yo

la enhorabuena os damos.

Sea para servir a Dios,

sea para muchos años.

A todos los de esta casa

la Virgen les acompañe,

y a nosotras Dios del cielo

para venir a cantarles.

Esta mañana temprano,

antes de salir el sol,

os marchasteis a la iglesia

a hacer vuestra confesión,

después volvisteis a casa

en compañía los dos.

En casa de vuestros padres

la bendición os han echado

en presencia de vuestros tíos,

primos, parientes y hermanos,

y toda la demás gente

que os iba acompañando.

Con grande acompañamiento

a la iglesia habéis llegado,

donde allí todos reciben

el matrimonio sagrado.

Ya ha salido el sacerdote

a recibiros a ambos:

en una mano el ritual

y la cruz en la otra mano.

Os ha preguntado a los dos

y habéis respondido ambos,

si os queréis por esposos

y por amables casados.

Respondido: sí, señor,

sí queremos y otorgamos;

al mismo tiempo el padrino

las arras os ha entregado.

Los anillos son los grillos,

las arras son las cadenas,

el platillo es la humildad

y la estola es la obediencia.

Entrasteis para adentro

con las manos agarradas;

subisteis la iglesia arriba

con amor y con agrado.

En la primera gradilla

os habéis arrodillado,

y aquel ministro de Cristo

a revestirse ha entrado,

y ha salido revestido

y al altar se ha acercado.

Después de tocar a Santos,

el padrino os ha llamado,

y con la sagrada banda

a los dos os ha cruzado.

Habéis de considerar,

con pureza y con amor,

que también la banda tiene

mucha gracia y bendición.

Doncella fuisteis a misa,

pisando palmas y olivos,

y ahora ya estás casada

al lado de tu marido.

Doncella fuisteis a misa,

pisando palmas y flores,

y ahora ya estás casada

al lado de estos señores.

Doncella fuisteis a misa,

pisando flores y ramos,

y ahora ya estás casada

al lado de los casados.

Del cielo baja una carta

escrita con hierbabuena,

la ha enviado Dios del cielo,

dándoos la enhorabuena.

Del cielo baja una carta

escrita con perejil,

la ha enviado Dios del cielo:

que no os deis que sentir.

Dios bendiga los manjares

que esa mesa ha tenido:

lo primero digo el pan,

lo segundo digo el vino

y lo tercero la carne

y lo demás que haya habido.

Las mesas son de nogal,

los manteles son de lino,

los cubiertos son de plata,

los vasos de cristal fino.

Toda esa mesa está llena

de cuchillos y cucharas

y también lo estará

de caballeros y damas.

Florezcan todas las flores,

florezcan las del romero,

y viva la bizarría

del señor cura el primero.

Florezcan todas las flores,

florezcan las de la endrina,

y viva la bizarría

del padrino y la madrina.

Florezcan todas las flores,

florezcan las de los olmos,

y viva la bizarría

de los padres de los novios.

Florezcan todas las flores,

florezca la del espliego,

y viva la bizarría

de todos los forasteros.

Florezcan todas las flores,

florezca la del nogal,

y viva la bizarría

de todos en general.

De los cinco mandamientos

que tiene la Santa Iglesia,

habéis recibido tres

sábado por la mañana.

El primero penitencia,

el segundo comunión,

el tercero matrimonio,

sea para servir a Dios.

Con las palabras divinas,

el sacerdote os ha dicho

que os améis el uno al otro

como la Iglesia amó a Cristo.

A los señores padrinos

les vamos a dar las gracias,

que os han puesto en camino

de las buenas venturanzas.

En el mar hay una jarra

y de ésta salió una fuente,

y de esta casa una novia

que le dice al sol: ¡detente!

Lo que te encargo...(nombre del novio)

que la trates como hermana,

que te has venido a llevar

del árbol la mejor rama.

Lo que te encargo...(nombre del novio)

que no la des que sentir,

que la han tenido sus padres

guardadita para ti.

Lo que te encargo...(nombre del novio)

que no des nunca que hablar,

que la han tenido sus padres

como rosa en el rosal.

Qué alegre tenéis el manto,

más tenéis el corazón,

en el que tenéis a los padres

que han echado la bendición.

¡Quédate con Dios!...(nombre de la novia)

ya nos has dejado solas,

pero no te dé cuidado

que detrás iremos todas.

El padrino de esta boda

es un poco fanfarrón;

se echará mano al bolsillo

y nos tirará un doblón.

La madrina de esta boda

es delgada de muñecas,

pero no nos da cuidado

porque nos dará galletas.

La madrina de esta boda

saque la novia a las puertas

y allí se despedirá

de todas sus compañeras.

Salga la madrina, salga,

salga, vuelvo a repetir,

con una torta en la mano

y el cuchillo pa' partir.

Allá va la despedida,

de la buena, la mejor:

Jesucristo con su mano

os echó la bendición.

Allá va la despedida,

de todas, la más hermosa:

en el carrillo derecho

te ha florecido una rosa.

Señores los de esta boda,

el padrino nos dé un duro,

que cuando va por la calle,

bien va tirando de puro.

La madrina está muy gorda

y en la mesa se sofoca,

dadle una loncha de nabo

para que se enfresque la boda.

¡Adiós!...(nombre de la novia)¡adiós!

adiós rosa, adiós clavel,

dadle un beso a...(nombre del novio)

que yo no lo puedo hacer.

Llevas pañuelo de Holanda,

camisa de serafín,

pero esta noche en la cama

os daréis un revolquín.

Echaré la despedida,

la que traje de Belén:

que gocéis muchos años,

por siempre, jamás, amén.

Ustedes dispensarán

por lo poco y mal cantado;

somos muy cortas de letra

y nunca hemos estudiado.

Los niños piden juguetes,

los pájaros libertad,

y nosotras, para todos,

salud y felicidad.

Y al señor secretario

gracias le vamos a dar,

que ha escrito el casamiento;

ha trabajado el que más.

Y también al sacristán,

no le dejaremos solo;

nos ha cantado la misa

esta mañana en el coro.

A la señora cocinera

gracias la damos ahora;

nos ha repartido el rancho

a todos los de la boda.

A los señores camareros

gracias les vamos a dar,

que han servido la mesa

con mucha serenidad.

A los mozos de esta boda

¿qué les vamos a cantar?

que conviden a las mozas,

pocos les puede costar.

Los mozos que hay en la boda

se tienen por muy farrucos,

y tocante a convidar,

nunca se gastan un duro.

De qué les sirve llevar

la cartera en el bolsillo,

si nunca fuman tabaco

si no les dan un pitillo.

Mocitos que hay en la boda,

no seáis tan miserables,

convidadnos a las mozas

y no os criticará nadie.

Unos convidan a nueces,

otros cacaos y avellanas,

otros van por la bodega

y sacan vino en la jarra.

A los padres de los novios:

que nos tengan compasión;

al terminar de cantar,

que nos saquen el porrón.

El padrino de esta boda

a los hombres da tabaco,

y a nosotras nos dará

una peseta en la mano.

Allá va la despedida,

ya no les cansamos más;

si en algo hemos ofendido,

creo nos perdonarán.

Y si no estáis muy conformes

de todo lo que se ha cantado,

para postres a la novia

que la hubieran puesto un nabo.

 

 

 

Cuaderno de cantares de Crispina Encabo de Blas

 

PARA CANTAR A LOS NOVIOS EN EL DÍA QUE SE CASAN

por Crispina Encabo de Blas

 

Buenas tardes, Don José,

y todos los que hay presentes;

cantaremos a los novios

si ustedes nos lo consienten.

A esta casa hemos llegado

con intención de cantar,

si no quieren que cantemos,

nos volveremos atrás.

Licencia pido a los novios

y también a la madrina,

y a los padres de los dos,

para cantar a esta niña.

Buenas tardes a la una,

buenas tardes a las dos,

buenas las tengan ustedes,

mis compañeras y yo.

Hemos tenido noticias

de que os habéis casado;

mis compañeras y yo

la enhorabuena os damos.

Sea para servir a Dios,

sea para muchos años.

A todos los de esta casa

la Virgen les acompañe,

y a nosotras Dios del cielo,

que hemos venido a cantarte.

Esta mañana temprano,

antes de salir el sol,

os marchasteis a la iglesia

a hacer vuestra confesión,

después volvisteis a casa

en compañía los dos.

En casa de vuestros padres

la bendición os han echado

a presencia vuestros tíos,

primos, parientes y hermanos,

y toda la demás gente

que os iba acompañando.

Con grande acompañamiento

a la iglesia habéis llegado,

donde allí todos reciben

el matrimonio sagrado.

Ya sale el sacerdote

a recibiros a ambos:

con la estola y el ritual

y la cruz en la otra mano.

Os ha preguntado a uno

y habéis contestado ambos,

si os queréis por esposos

y por amables casados.

Respondisteis: sí, señor,

sí queremos y otorgamos;

al mismo tiempo, el padrino

las arras os ha entregado.

Los anillos son los grillos,

las arras son las cadenas,

el platillo la humildad,

la estola la obediencia.

Entrasteis para adelante

con las manos agarradas;

subisteis la iglesia arriba

con amor y con agrado.

En la primera gradilla

os habéis arrodillado,

y aquel ministro de Cristo

a revestirse ha entrado,

y ha salido revestido

y al altar se ha acercado.

El “signova” que llevasteis

cuando fuisteis a ofrecer,

significa la fe viva

que os habéis de tener.

Después de tocar a Santos,

el padrino os ha llamado,

y con la sagrada banda

a los dos os ha cruzado.

Habéis de considerar,

con agrado y con amor,

que también la banda tiene

mucha gracia y bendición.

Doncella fuistes a misa,

pisando palmas y olivos,

y ahora ya estás casada

al lado de tu marido.

Doncella fuistes a misa,

pisando palmas y flores,

y ahora ya estás casada

al lado de estos señores.

Doncella fuistes a misa,

pisando flores y ramos,

y ahora ya estás casada

al lado de los casados.

Del cielo baja una carta

escrita en papel sellado,

la ha enviado Dios del cielo,

que os veáis en buen estado.

Del cielo baja una carta

escrita con hierbabuena,

la ha enviado Dios del cielo,

dándoos la enhorabuena.

Del cielo baja una carta

escrita con perejil,

la ha enviado Dios del cielo:

que no os deis que sentir.

Dios bendiga los manjares

que en esta mesa haya habido:

lo primero digo el pan,

lo segundo digo el vino

y lo tercero la carne

y todo cuanto haya habido.

Las mesas son de nogal,

los manteles son de lino,

los cubiertos son de plata,

los vasos de cristal fino.

Toda esta mesa está llena

de cuchillos y cucharas

y también lo estará

de caballeros y damas.

Florezcan todas las flores,

florezca la de la endrina,

y viva la bizarría

del padrino y la madrina.

Florezcan todas las flores,

florezca la de los olmos,

y viva la bizarría

de los padres de los novios.

Florezcan todas las flores,

florezca la del espliego,

y viva la bizarría

de todos los forasteros.

Florezcan todas las flores,

florezca la del nogal,

y viva la bizarría

de todos en general.

De los cinco mandamientos

que tiene la Iglesia Santa,

habéis recibido tres

sábado de esta mañana.

El primero penitencia,

el segundo comunión,

el tercero matrimonio,

sea para servir a Dios.

Con las palabras divinas,

el sacerdote os ha dicho

que os “amís” el uno al otro

como la Iglesia amó a Cristo.

A los señores padrinos

les debéis de dar las gracias,

que os han puesto en camino

de las bienaventuranzas.

En el mar hay una peña,

de ella salió una fuente,

y de esta casa una novia

que le dice al sol: ¡detente!

Lo que te encargo (nombre del novio)

que la trates como hermana,

que te has venido a llevar

del árbol la mejor rama.

Lo que te encargo (nombre del novio)

que no la des que sentir,

que la han tenido sus padres

guardadita para ti.

Lo que te encargo (nombre del novio)

que nunca la des que hablar,

que la han tenido sus padres

como rosa en el rosal.

Qué alegre tenéis el manto,

más “tendráis” el corazón,

al ver que tenéis los padres

que han echado la bendición.

Ya te has casado (nombre de la novia)

ya te vas de nuestro lado,

te vas al de las casadas;

no te despidas llorando.

¡Quédate con Dios! (nombre de la novia)

ya nos has dejado solas,

pero no te dé cuidado

que detrás iremos todas.

El padrino de esta boda

es un poco fanfarrón;

se echará mano al bolsillo

y nos tirará un doblón.

La madrina de esta boda

es delgada de muñecas,

pero no nos da cuidado

porque nos dará galletas.

La madrina de esta boda

saque la novia a las eras

y allí se despedirá

de todas sus compañeras.

Salga la madrina, salga,

salga, vuelvo a repetir,

con una torta en la mano

y el cuchillo para partir.

Allá va la despedida,

de la buena, la mejor:

Jesucristo con su mano

os echó la bendición.

Allá va la despedida,

de todas, la más hermosa:

en el carrillo derecho

te ha florecido una rosa.

Señores de esta boda,

al padrino le den de duro,

que cuando va por la calle,

bien va tirando de puro.

La madrina está muy gorda

y en la mesa se sofoca,

darla una loncha de nabo

pa’que refresque la boda.

Adiós, sol, adiós,

adiós rosa, adiós clavel,

dale un abrazo al (nombre del novio)

que yo no lo puedo hacer.

Llevas pañuelo de Holanda,

camisa de serafín,

pero esta noche en la cama

os daráis buen revolquín.

Echaré la despedida,

la que traje de Belén:

que os gocéis muchos años,

por siempre jamás, amén.

El padrino de esta boda

es un poco fanfarrón;

se echará mano al bolsillo

y nos tirará un doblón.

Ustedes dispensarán

por lo poco y mal cantado;

que somos cortas de letra

y no lo hemos estudiado.

Los niños piden juguetes,

los pájaros libertad,

y nosotras, para todos,

salud y felicidad.

Y al señor secretario

gracias le vamos a dar,

que ha escrito el casamiento;

ha trabajado el que más.

Y también al sacristán,

no le dejaremos solo;

nos ha cantado la misa

esta mañana en el coro.

A la señora cocinera

gracias la damos ahora;

nos ha repartido el rancho

a todos los de la boda.

A los señores camareros

gracias les vamos a dar,

que han servido a la mesa

con mucha serenidad.

A los mozos de esta boda

¿qué les vamos a cantar?

que conviden a las mozas,

pocos les puede costar.

Los mozos que hay en la boda

se tienen por muy farrucos,

y tocante a convidar,

no se qui’en gastar un duro.

De qué les sirve llevar

la cartera en el bolsillo,

si nunca fuman tabaco

si no les dan un pitillo.

Mocitos que hay en la boda,

no seáis tan miserables,

convidarnos a las mozas

y no criticar a nadie.

Unos convidan a nueces,

otros “cacaus” y avellanas,

mientras van a la bodega

y sacan vino en la jarra.

A los padres de los novios:

que nos tengan compasión;

al terminar de cantar,

que nos saquen el porrón.

El padrino de esta boda

a los hombres da tabaco,

y a nosotras nos dará

una peseta en la mano.

Allá va la despedida,

ya no les cansamos más;

si en algo hemos ofendido,

creo nos perdonarán.

Y si no están muy conformes

de todo que se ha cantado,

para postres a la novia

que la hubieran puesto un nabo.

Echaré la despedida,

la que echan los de Belén:

que os gocéis por muchos años,

por siempre jamás, amén.

Allá va la despedida,

de todas, la más hermosa;

en el carrillo derecho

te ha florecido una rosa.

Allá va la despedida,

de la buena, la mejor;

Jesucristo son su mano

os eche la bendición.

Ustedes dispensarán

de lo poco y mal cantado,

que somos cortas de letras

y no lo hemos estudiado.

 


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