EL
MISERERE, EL VÍA CRUCIS y OTROS CANTARES DE SEMANA SANTA
por
Angelines Pastor Riaguas (2000)
Cristo
ante el que se cantaba El Miserere
EL
MISERERE El
Miserere se cantaba en la iglesia durante la Semana Santa. El señor cura se
colocaba mirando hacia uno de los altares. Las chicas de la escuela, si no se
sabían la letra, la llevaban escrita en unos cuadernillos con tapas verdes.
Misericordia,
Dios mío;
tu
gran clemencia me valga.
Lágrimas
vierten mis ojos,
confusión
tengo en el alma.
Por
tu gran misericordia,
de
mí ten piedad, Dios mío.
Borra
mis iniquidades
porque
estoy arrepentido.
Las
manchas negras del alma
y
aquel pecado que hice
lava,
lávalo de nuevo,
que
tanto, tanto me aflige.
Ahora
yo reconozco
que
mi pecado fue grande,
y
su continuo recuerdo
me
tiene triste y cobarde.
Contra
ti sólo pequé.
En
tu presencia he pecado.
Con
el perdón que me otorgues
se
callarán los malvados.
Atiende,
que soy muy débil
y
en pecado concebido.
El
mal lo traigo heredado;
soy
un pobre desvalido.
Yo
me acuerdo de aquel tiempo
en
que inocente vivía,
y
conocí los arcanos
de
tu gran sabiduría.
Hoy
necesito que laves
con
el hisopo mi alma.
Blanca
quede como nieve
al
influjo de tu gracia.
Háblame
dulces palabras,
que
despidan mis tristezas,
que
me absuelvan y me alienten,
que
restituyan mis fuerzas.
Aparta
tu faz divina,
no
mires a mis pecados.
Sírvelos
fuera del alma,
que
me tienen contristado.
Un
corazón puro y casto
crea
dentro de mi pecho,
y
en los unos de mi alma,
viva
el espíritu recto.
Mírame
con buenos ojos,
no
me arrojes de tu lado;
No
me prives de tu gracia
ni
de tus dones sagrados.
Devuélveme
la alegría,
y
tu amistad siempre
amable,
y
fortaleza de príncipe
para
servirte constante.
Por
el escándalo dado,
y
que tanto se ha perdido,
enseñaré
tus verdades,
combatiré
a los impíos.
Líbrame,
Dios, de las penas
que
mis pecados merecen,
y
mi lengua a tu justicia
celebrará
para siempre.
Ábreme,
Señor, mis labios
porque
mi lengua te alabe,
y
te adore y te venere
como
a Dios y como padre.
Mi
dolor, mi contrición,
será
a ti más aceptable,
que
todos los holocaustos
y
confusiones legales.
Sacrificio
a Dios muy grato
en
mi alma atribulada,
y
un corazón ya contrito
nunca
su amor la rechaza.
Mírame
aún con agrado,
y
a tu pueblo con clemencia;
afianza
tus murallas
y
firme tu reino venga.
Haré
entonces sacrificio
con
toda suerte de gracia,
de
amor, de paz y consuelo,
de
justicia y alabanzas.
EL VÍA CRUCIS
El Vía Crucis se cantaba dentro de la iglesia, siguiendo las
14 estaciones colgadas en la pared.
1ª Estación: Jesús condenado a muerte
Acompaña a tu Dios alma mía,
cual vil asesina llevado ante el juez,
y al autor de la vida contempla
por fin, condenado a muerte cruel.
Dulce Redentor,
Para mí era la pena de muerte;
ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
2ª Estación: Jesús con la Cruz a cuestas
Con la Cruz de tus culpas cargado,
exhausto de fuerzas, camina tu Dios;
y a subir la pendiente le impelen
por fuera sayones, por dentro tu amor.
Dulce Redentor,
mi pecado esos hombros oprimen;
yo lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
3ª Estación: Jesús cae por primera
vez
Con sus alas de nieve los ángeles
pasmados de espanto, cubrieron su faz;
bajo el tosco y pesado madero
en tierra caído su Dios al mirar.
Dulce Redentor,
por mis yerros caísteis en tierra.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
4ª Estación: Jesús encuentra a su madre
del Calvario subiendo a la cumbre
el reo divino a su madre encontró,
y una espada de filos agudos
del Hijo y la Madre hirió al corazón.
Dulce Redentor,
yo también quiero ser Cirineo.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
5ª Estación: Jesús ayudado por el
Cirineo
Porque al monte con vida llegase
los duros escribas con señal infernal
a Simón Cirineo alquilaron,
que a Cristo ayudase la Cruz a llevar.
Dulce Redentor,
Yo también quiero ser Cirineo.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
6ª Estación: La Verónica limpia el
rostro de Jesús
Con ternura y piedad la Verónica
el rostro sangriento de Cristo enjugó
y en tres pliegues del lienzo, por premio,
grabada la imagen llevó del Señor.
Dulce Redentor,
en mi pecho grabad vuestra imagen.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
7ª Estación: Jesús cae por segunda
vez
Otra vez el Señor de los Cielos
volvió, fatigado, el polvo a besar;
y otra vez los esbirros crueles
en Él desfogaron su ira y crueldad.
Dulce Redentor,
nunca más caeré ya en pecado.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
8ª Estación: Jesús consuela a las
mujeres
Vio Jesús que una cuantas mujeres,
movidas a lástima, lloraban ante Él,
y les dijo: -Llorad por vosotras,
piadosas mujeres, por mí no lloréis.
Dulce Redentor,
vuestras penas taladran mi pecho.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
9ª Estación: Jesús cae por tercera
vez
Con sus duras caídas, cristiano,
las tuyas pretende Jesús resarcir;
a tu Dios por tercera vez mira
de polvo y de sangre cubierto por ti.
Dulce Redentor,
vuestro amor del infierno me libre.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
10ª Estación: Jesús despojado de sus
vestiduras
Con furor los vestidos quitaron
del monte en la cumbre al paciente Jesús;
y por no iluminar tanta afrenta,
las puras estrellas negaron su luz.
Dulce Redentor,
ya no más liviandad ni impureza.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
11ª Estación: Jesús clavado en la
Cruz
Ya, alma mía, en la Cruz, duro lecho
sus miembros sangrados extiende tu Bien,
y con clavos agudos taladran
los viles soldados sus manos y pies.
Dulce Redentor,
yo esos clavos clavé en vuestros miembros.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
12ª Estación: Jesús muere en la Cruz
Tiembla el orbe y el sol se oscurece
al ver en un palo expirar a su Dios;
rompe en llanto también tú, alma mía,
pensando que muere Jesús por tu amor.
Dulce Redentor,
mis pecados os dieron la muerte.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
13ª Estación: Jesús en brazos de su
madre
De Jesús el cadáver sagrado
María en sus brazos llorando tomó,
y con voz de dolor le decía:
-¿Quien muerte te ha dado, mi Bien y mi amor?.
Dulce Redentor,
respondedle que aquí está el culpable.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
14ª Estación: Jesús es puesto en el
sepulcro
En un frío y profundo sepulcro
los restos mortales guardáronse ya.
triste Madre, cuan sola te quedas;
seré yo el consuelo de tu soledad.
Dulce Redentor,
Yo a la madre privé de su hijo.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.
Madre afligida, de pena hondo mar,
logradnos la gracia de nunca pecar.
PERDONA A TU PUEBLO, SEÑOR (Angelines
Pastor Riaguas)
Perdona a tu
pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.
No estés eternamente enojado,
no estés eternamente enojado,
¡perdónale Señor!
Por las espinas que te punzaron,
por los tres clavos que te clavaron,
¡perdónale Señor!
Por las tres horas de tu agonía
en que por madre viste a María,
¡perdónale Señor!
Por tus profundas llagas crueles,
por tus salivas y por tus hieles,
¡perdónale, Señor!
Por las heridas de pies y manos,
por los azotes tan inhumanos,.
¡perdónale, Señor!
Por los tres clavos que te clavaron,
y las espinas que te punzaron,
¡perdónale, Señor!
Por tu poder y amor inefable,
por tu misericordia entrañable,
¡perdónanos, Señor!
Somos el pueblo que has elegido,
y con tu sangre lo has redimido,
¡perdónanos, Señor!
Reconocemos nuestro pecado,
que tantas veces has perdonado,
¡perdónanos, Señor!
Dios de la fiel y eterna alianza,
en ti ponemos nuestra esperanza,
¡perdónanos, Señor!
Desde la cruz nos diste a tu Madre,
vuélvenos al abrazo del Padre,
¡perdónanos, Señor!
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