| JUEGOS FEMENINOS DE EQUILIBRIO Y FUERZA - ¿Dónde estás?: en tabletas, por Asun Hernando Lamata (1995) - La silleta [de] la reina, por Catalina Aparicio Pastor (1995)
estos juegos se practicaban en cualquier calle
por Asun Hernando Lamata
El juego de "¿dónde estás?: en tabletas" era predominantemente femenino, y lo practicaban dos chicas al mismo tiempo, procurando que éstas fueran de una altura y peso similar. Estas dos chicas se colocaban con las espaldas juntas y, al mismo tiempo, entrecruzaban los brazos de ambas. Así colocadas, la una se agachaba ligeramente encorvando la espalda, de modo que, al estar unidas por los brazos, la otra tenía que levantar las piernas y quedar en vilo. La chica de abajo, preguntaba a la de arriba:
La de arriba debía contestar:
La de abajo continuaba:
Respondía la de arriba:
Volvía a preguntar la de abajo:
Contestaba la de arriba:
La de abajo decía:
Durante el tiempo que duraba esta cantinela, ni la que estaba arriba podía caerse, ni la de abajo "arrenguillarse". En cualquier de estos casos, se perdía, pues tanto la de arriba debía mantener el equilibrio para no rodar espaldas abajo, como la otra tenía que aguantar el peso de la otra.
por Catalina Aparicio Pastor
A la silleta solamente jugaban las chicas, y debían sentarse de forma adecuada para que no pudiera verse su ropa interior al hacer algún movimiento brusco. Se necesitaba que participaran por lo menos un número de tres. Dos de ellas se agarraban de ambas muñecas cruzando los brazos, lo que, con sus cuerpos, hacía una especie de silla. Se agachaban para que se sentara la tercera y, dando pequeños saltos, iban recorriendo la calle al tiempo que subían y bajaban los brazos intentando que la que se hallaba sentada perdiera el equilibrio y cayera. La que iba sentada tenía que aguantar en esta posición mientras duraba la siguiente canción: A la silleta [de] la reina, que nunca se peina; un día se peinó: cuatro "piejos"[1] se sacó. Llegando al final de la canción, las que hacían de silla daban un impulso con los brazos y tiraban al suelo a la que iba sentada, que procuraba recogerse las faldas para que no se le vieran las bragas. Se repetía el juego cambiando las funciones. Es decir, a continuación era otra chica la que se sentaba y las dos restantes componían la silla. [1] En Alcozar se solía decir "piejos" en lugar de piojos.
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